Berlin, la ciudad de las mil caras






Ahora que es el aniversario de la caída del muro, uno de nuestros colaboradores esporádicos, Mr. Grey, se ha decidido ha hacernos un post sobre una de sus ciudades preferidas, ahí va.

Quién no haya estado en Berlín, nunca habrá experimentado un deja-vu, un sentimiento de haber estado allí antes. La capital alemana es el paradigma de la historia y a la vez de la modernidad, la capacidad de aglutinar, lo grunge de Londres, lo cosmopolita de París y lo histórico de Roma.
Es de admirar la perfecta unión de dos mundos, antes separados en lo ideológico y en la actualidad en lo estético.
Sin duda, personalmente, hay un punto especialmente particular en Berlín y es Alexanderplatz, la plaza del Zar Alejandro de Rusia, en cuyos aposentos se erige la torre de televisión (Fernsehturm), donde se divisa toda la ciudad, así es Berlín, historia y modernidad todo en uno.

Berlín no es la típica ciudad que se visita sin más, es una capital para vivirla, disfrutarla y sentirla, ya que cada una de sus baldosas están llenas de historia. Un recorrido de Este a Oeste puede ser una curiosa forma de darse cuenta de lo homogéneo de una ciudad que fue dos. Para ello, qué mejor que hacer el recorrido en bicicleta.

Salimos de Alexanderplatz, y seguimos Unter den Linden, avanzados unos metros, en el cruce con Spandauer Strasse, tomamos la derecha para llegar al Rotes Rathaus, antiguo ayuntamiento de Berlín Este, lo de rojo no viene por el tema soviético, sino porque su ladrillo es de ese color. Volvemos a Unter den Linden y cruzamos el río Spree, a mano izquierda se encuentra la catedral de Berlín. Más adelante, la impresionante Humboldt-Universität zu Berlin, la universidad de Berlín, donde estudiaron ilustres personajes como Hegel, Schopenhauer o Einstein. Según avanzamos ya se va divisando al fondo el punto neurálgico de la ciudad, la Puerta de Brandenburgo, a su derecha se encuentra mi edificio favorito, el Reichstagsgebäude, o simplemente Reichstag, el edificio del Parlamento el Bundestag, una obra maestra de Paul Wallot, pero que fue quemado durante los años iniciales del nazismo, hoy, gracias a Norman Foster es una auténtica obra que admirar.

No podemos dejar de pisar el muro de la vergüenza, que parece señalizado con una placa metálica a lo largo de su recorrido en la que pone escrito “Berliner Mauer”. Sin darnos cuenta hemos llegado al Central Park de Berlín, “Tiergarten”, donde podemos campar a nuestras anchas con la bici.

Nos detenemos aquí, pero hay muchos Berlines por descubrir, la Berlinale de los cineastas en Postdamer Strasse, la de las compras en Kurfürstendamm, o la del Love Parade, en la Straße des 17 Juni.

Si hay una cosa que me gusta de Berlín, es que a diferencia de muchas ciudades, la historia, ya sea gloriosa u oscura, no se ha borrado, sino que permanece como un libro abierto para que sus ciudadanos y visitantes, tengan muy presentes que los errores del pasado tienen que hacernos recapacitar para mirar hacia un futuro mejor.

Ich bin ein Berliner (John Fitzgerald Kennedy)


3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me han gustado las fotos en blanco y negro

Mr. Black dijo...

Me alegro Nacho! ^^

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